Desarrollo de una viñeta: lápiz, tinta y color.Todo comenzó una tarde de hace dos años más o menos, cuando recibí una
Fran siempre ha sido un hombre al que siempre le han interesado en cuantiosa
demasía las nuevas tecnologías (qué verborrea gasto y además rima y todo) y cuando me dijo que tenía un proyecto para mí no podía ser sobre otra cosa. El caso es que quería lanzar una lustrosa nueva colección que enseñara a los jovenzuelos lo bueno de estas ya nombradas nuevas tecnologías.
Además podía tener el plus de que la historia estuviese presentada por un
carismático científico famoso que se quedase anonadado por la ingeniería, y bestialidad (¿por qué no?) actual. Vamos, que quería algo pedagógico. Y que en breve le mandara una sinopsis para que el proyecto fuera aceptado y tal pascual.
No tuve más remedio que ponerme a… pensar. Y pensé y pensé… y leí mis obras de comics pedagógicos favoritas para inspirarme. Cómo… uh… Watchmen… Barajaba inventores históricos continuamente a ver cual podía dar juego…¿Edison? ¿El de la fregona? Uhm... no... esos no me decían demasiado... Entonces me dije... ¡Hey, Newton mola! Era más científico que inventor... ¡pero a quién le importa eso! ¡Los lectores no sabrán lo que me pidió el editor! Newton siempre me ha parecido un tipo despistado y atontadete, perfecto para el papel de prota. Y sobre lo pedagógico… uh... ya veremos donde lo cuelo... de colarlo... “Al final acabaré haciendo una absurda historia donde nada tenga sentido y algún personaje se llame Torrijo porque sí” pensé… y así fue.
Y así inicié la escritura del guión (tras mandarle una loca sinopsis con dos finales
a elegir y sorprendentemente ser aceptada… con el segundo final, el primero quizás era demasiado loco… había tiburones con tutú y monóculo en graciosas limusines rosas). Las páginas iban saliendo una tras otra, una tras otra con un solo pensamiento en mente: “El segundo tomo saldrá muucho mejor… Pero este también está quedando bastante chuli”.
En cualquier caso estaba escribiendo el cómic cuando Fran me pide las dos
primeras páginas. Lo cual confirma mis horribles sospechas desde el principio. ¡Son páginas de prueba para buscar un dibujante para la historia! Entonces... ¡¡Yo no seré el dibujante!! ¡Yo, que he ganado varios concursos infantiles de pintura y uno de plastilina! Pero no me quejé demasiado y ya que estaban buscando aproveché y pedí un dibujante de alucinantes caraterísticas. (Que no me pararé a enumerar ahora, es secreto de editor y guionista, o algo, tampoco las recuerdo.) Semanas después recibo un mail en el que me dicen que… ¡El dibujante ya ha sido elegido! Y sorprendentemente… ¡Cumple todas las alucinantes características! El señor Victor Araque era perfecto, y sabía dibujar mejor en perspectiva que yo, así qué… ¡Adelante!
El resto fue rapidito, terminé el comic, los corrigieron, y se lo mandaron al bueno
de Araque, que hizo una gran labor, lo tradujeron, lo llevaron a la imprenta y aquí
está, ¡listo para llenar ese huequito en la zona de lomos blancos de su estantería!
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